jueves, marzo 18, 2004
Soy un ser racional, entiendo que este sentimiento de despojo no es lógico pero ya hace varios días que me siento así. Primero el trato indiferente, después el golpe ese (dolió y mucho, no solamente de forma física), ese alejamiento (de su parte y eso de obligarme a mí a alejarme), ese desinterés... todo.
No esperaba comprometerme tanto ni que ella se aburriera o se hartara o dejara de importarle; encima en este momento. Justo en este momento. Supongo que la vida se trata de eso así que voy a tener que acostumbrarme, cada vez estoy más y más sola adentro de ese colegio.
Lo más triste es que presiento que ella no esta para nada bien, por su curso, por su vida privada, no sé... por todo y no me siento en confianza como para “entrometerme” en su vida.
Dato aparte... mmm es tan gracioso cuando alguien triste (de existencia triste, digo) cree que tiene algo envidiable... el cuerpo.... claro pq quiero medir 1,50 tener un culo enorme por más paradito y lindo que sea... una silla de montar acorde al tremendo culo, no tener tetas y q mi cintura sea producto de mi enorme culo ^^
Claro... y esto lo digo de envidia.... pq... mmm yo soy la patética xDDDDDDD
No esperaba comprometerme tanto ni que ella se aburriera o se hartara o dejara de importarle; encima en este momento. Justo en este momento. Supongo que la vida se trata de eso así que voy a tener que acostumbrarme, cada vez estoy más y más sola adentro de ese colegio.
Lo más triste es que presiento que ella no esta para nada bien, por su curso, por su vida privada, no sé... por todo y no me siento en confianza como para “entrometerme” en su vida.
Dato aparte... mmm es tan gracioso cuando alguien triste (de existencia triste, digo) cree que tiene algo envidiable... el cuerpo.... claro pq quiero medir 1,50 tener un culo enorme por más paradito y lindo que sea... una silla de montar acorde al tremendo culo, no tener tetas y q mi cintura sea producto de mi enorme culo ^^
Claro... y esto lo digo de envidia.... pq... mmm yo soy la patética xDDDDDDD
martes, marzo 09, 2004
Cambios bruscos
Es curioso como la vida se ve distinta cuando te detenés a pensar en esas pequeñas cosas. Mi día hoy fue algo extraño teniendo en cuenta que desde que volví de mis vacaciones me sentí muy contenida y feliz.
Me levanté, fui al baño y enseguida pensé en él. Siempre lo primero en lo que pienso al despertarme es él, y curiosamente estaba a punto de dormirme de nuevo con su imagen en mi cabeza cuando sonó el teléfono. Sabía que era él. No porque haya adivinado sino porque anoche quedamos en que iba a llamarme. Yo no sabía si podía salir así que me dijo que lo llamara para decirle pero después de discutir con mi mamá no tenía ganas de nada así que me tiré a dormir. Lo llame cerca de las 16:30 y le conté lo que había pasado; durante los minutos previos cuando intentaba decidirme sobre llamarlo en ese momento o a la noche sentí dos cosas muy ambiguas, la primera era una sensación de angustia y necesidad de verlo, escucharlo y tenerlo conmigo desesperantes pero por el otro lado no quería hablarle porque me costaba escucharlo teniéndolo tan lejos. Colgamos y algo que dijo me frustró bastante, me sentí extremadamente mal, vacía y llena de decepción. Mi mamá ofreció que me conectara hasta la 1:00 hoy pero el único motivo por el que me conectaría es él y realmente no quería hablarle, no quería volver a verlo y agradecí enormemente que Johe me invitara el viernes a su cumpleaños, me dio la excusa perfecta. De pronto quise escribirlo, desahogar esta sensación de soledad, de sufrimiento, de que en realidad nadie esta conmigo en nada, de que no es cierto el ‘estamos juntos en esto’. Y estaba por tirarme a llorar cuando me llamó, sorpresivamente, y yo en el fondo de mi corazón sabía que iba a llamar, quería que me llamara, que dijera exactamente eso que dijo sin embargo no es suficiente y colgué el teléfono con lágrimas en los ojos.
Con ese nudo en mi garganta, que pensé que milagrosamente había desaparecido hasta dentro de muchísimo tiempo o quizás incluso muy dentro mío (de una manera ilusa) pensaba que nunca más volvería, me di cuenta que nunca nada es tan especial como creemos, que nada es perfecto aunque por las circunstancias y la necesidad queramos pensar que sí lo es.
Y me dio mucha alegría que dijera que sentía eso, me dio mucha alegría que me llamara, me dio mucha alegría que lo que él sentía era lo mismo que yo estaba sintiendo pero me llené de tristeza por las imposibilidades. Por los obstáculos elegidos o no que nos traban el camino en todo momento.
Me levanté, fui al baño y enseguida pensé en él. Siempre lo primero en lo que pienso al despertarme es él, y curiosamente estaba a punto de dormirme de nuevo con su imagen en mi cabeza cuando sonó el teléfono. Sabía que era él. No porque haya adivinado sino porque anoche quedamos en que iba a llamarme. Yo no sabía si podía salir así que me dijo que lo llamara para decirle pero después de discutir con mi mamá no tenía ganas de nada así que me tiré a dormir. Lo llame cerca de las 16:30 y le conté lo que había pasado; durante los minutos previos cuando intentaba decidirme sobre llamarlo en ese momento o a la noche sentí dos cosas muy ambiguas, la primera era una sensación de angustia y necesidad de verlo, escucharlo y tenerlo conmigo desesperantes pero por el otro lado no quería hablarle porque me costaba escucharlo teniéndolo tan lejos. Colgamos y algo que dijo me frustró bastante, me sentí extremadamente mal, vacía y llena de decepción. Mi mamá ofreció que me conectara hasta la 1:00 hoy pero el único motivo por el que me conectaría es él y realmente no quería hablarle, no quería volver a verlo y agradecí enormemente que Johe me invitara el viernes a su cumpleaños, me dio la excusa perfecta. De pronto quise escribirlo, desahogar esta sensación de soledad, de sufrimiento, de que en realidad nadie esta conmigo en nada, de que no es cierto el ‘estamos juntos en esto’. Y estaba por tirarme a llorar cuando me llamó, sorpresivamente, y yo en el fondo de mi corazón sabía que iba a llamar, quería que me llamara, que dijera exactamente eso que dijo sin embargo no es suficiente y colgué el teléfono con lágrimas en los ojos.
Con ese nudo en mi garganta, que pensé que milagrosamente había desaparecido hasta dentro de muchísimo tiempo o quizás incluso muy dentro mío (de una manera ilusa) pensaba que nunca más volvería, me di cuenta que nunca nada es tan especial como creemos, que nada es perfecto aunque por las circunstancias y la necesidad queramos pensar que sí lo es.
Y me dio mucha alegría que dijera que sentía eso, me dio mucha alegría que me llamara, me dio mucha alegría que lo que él sentía era lo mismo que yo estaba sintiendo pero me llené de tristeza por las imposibilidades. Por los obstáculos elegidos o no que nos traban el camino en todo momento.
lunes, marzo 08, 2004
Sí, sí... la vida me sonríe.
Creo que nadie podría sentirse completo al final de su vida si jamás sintió lo que estoy sintiendo en estos días. Suena ¿prepotente? Quizás no sea la palabra indicada pero no me cabe la menor duda de que saben a qué me refiero y sin embargo no me importa porque es muy real. En alguna ocasión, en otra entry, mencioné algo sobre esa loca idea que tenemos todos de creer que lo que sentimos (sea bueno o malo) es lo más fuerte, único e inigualable sobre la tierra, que jamás nadie sufrió o amó como lo hacemos nosotros y al ver qué tan repetibles son esos mismos sentimientos parece que nos chocamos contra una pared invisible que alguien puso propósito para sacarle magia al panorama.
Siento que finalmente mi ser concuerda con mi sentir, y que vivo como pienso. Que amo a la persona correcta y que lo que digan sobre él, aertados o no, jamás podría opacar esa maravillosa y continua devoción que nos tenemos porque adoro abrazarlo y sentir que puedo contra el mundo entero sólo si el objetivo es protegerlo de lo que fuere.
Ir al centro con él, sentir que él me cuidaba en un lugar ajeno a mí, la atención con que buscaba saber si yo necesitaba algo. Todo en extremo perfecto y lo amo y por eso:
"Hoy, una cucharada de azúcar menos por favor"
^^
Siento que finalmente mi ser concuerda con mi sentir, y que vivo como pienso. Que amo a la persona correcta y que lo que digan sobre él, aertados o no, jamás podría opacar esa maravillosa y continua devoción que nos tenemos porque adoro abrazarlo y sentir que puedo contra el mundo entero sólo si el objetivo es protegerlo de lo que fuere.
Ir al centro con él, sentir que él me cuidaba en un lugar ajeno a mí, la atención con que buscaba saber si yo necesitaba algo. Todo en extremo perfecto y lo amo y por eso:
"Hoy, una cucharada de azúcar menos por favor"
^^
jueves, febrero 19, 2004
Increíble
El buen uso de un blog con ilimitada libertad hace que dentro de uno empiece a expandirse la sensación de que la angustia no puede tener lugar en nuestro espíritu.
miércoles, febrero 18, 2004
Nostalgias
No puedo creer lo nostálgica que estoy estos días.
Cuando tenía 5 o 6 años me encantaba ver “Beverly Hills 90210” con mi hermana aunque no lo entendía. Me acostaba en mi cama de algarrobo que se convertía en una nave espacial súper equipada cuando me sentaba a los pies y en mi imaginación volaba hacia el universo a toda velocidad. Le pedía a Estefanía que me preparara sandwichitos de galletitas y salame; me servía un vaso de gaseosa y veía la serie. Adoraba a Brandon.
Ni bien terminaba, si tenía suerte y era el horario correcto, veía “Gran Pá!” y envidiaba a Flopy porque Facu me encantaba. Por último, antes de subir a la terraza para jugar con las Barbies o en su defecto preparar brebajes con las cremas, líquidos y pastas de papá, veía Jem. Así fue mi infancia: jugar o ver televisión TODO el día y siempre sola. Los intereses de mi mamá eran demasiado intelectuales como para jugar conmigo y mi hermana demasiado grande e importante. Años después cuando ya tenía 11 o 12 años (quizás menos, quizás más) pasaba los domingos en casa; creo que nunca me desperté antes del almuerzo. Por lo general hacían asado, yo subía a bailar y jugar con radio Panda sonando mientras mi papá se encargaba de la parrilla. Todos los domingos pensaba que iba a ser distinto a los anteriores e íbamos a pasar el día en familia descostillándonos de la risa sin embargo después de comer papá se iba a dormir, mamá pedía helado después de lavar los platos y también se iba a hacer la siesta, Estefanía estudiaba o dormía en bastantes ocasiones y yo me quedaba sola viendo “Daria” y saboreando el sambayón de “La Veneciana” alternándolo con el chocolate con almendras y el banana split. Si tenía suerte era la época en que Mtv daba maratones del dibujo animado entonces a las 18:00, justo cuando terminaban los capítulos, mi mamá se levantaba y tomábamos maté con galletitas de agua (a veces facturas) para terminar viendo en familia algún programa político o de interés que estuviera de moda en mi hogar para esa época. Nunca quería ir al colegio al día siguiente porque me parecía injusto tener que soportar toda esa mañana aburriéndome después de haber tenido un día tan deprimente. CASI siempre me dejaban faltar. Fui muy pocas veces al colegio primario un día Lunes, créanme.
Y mi nostalgia siguió abriéndose camino cuando me acordé lo infantil que era tan sólo hace 1 año. Tenía como anhelo fundamental llamar a Santiago del Moro y decirle un par de cosas subidas de tono (idioteces, créanme... pretendía que se exaltara con decirle que soñaba con acariciarlo en mi cama... WOW).
Para finalizar, mi desesperación culminó ayer después de que él se fuera a su casa dejándome tan vulnerable y ansiosa. Deseosa sería la palabra más correcta.
Estas cosas me pasan por ser pendeja.... si tuviera 19 años, mínimo, el final hubiera sido distinto y hoy postearía que después de tanto tiempo volví a ser placenteramente feliz en los brazos de un hombre fuerte. (Y tengo la sensación de que en unos meses ese comentario me va a parecer otra tremenda pendejada como querer calentar a Santi del Countdown :/)
Y como si esto fuera poco, ansío con locura estar enamorada y ya sé exactamente lo que necesito para que me hagan sentir esas cosquillitas... triste, no?
Cuando tenía 5 o 6 años me encantaba ver “Beverly Hills 90210” con mi hermana aunque no lo entendía. Me acostaba en mi cama de algarrobo que se convertía en una nave espacial súper equipada cuando me sentaba a los pies y en mi imaginación volaba hacia el universo a toda velocidad. Le pedía a Estefanía que me preparara sandwichitos de galletitas y salame; me servía un vaso de gaseosa y veía la serie. Adoraba a Brandon.
Ni bien terminaba, si tenía suerte y era el horario correcto, veía “Gran Pá!” y envidiaba a Flopy porque Facu me encantaba. Por último, antes de subir a la terraza para jugar con las Barbies o en su defecto preparar brebajes con las cremas, líquidos y pastas de papá, veía Jem. Así fue mi infancia: jugar o ver televisión TODO el día y siempre sola. Los intereses de mi mamá eran demasiado intelectuales como para jugar conmigo y mi hermana demasiado grande e importante. Años después cuando ya tenía 11 o 12 años (quizás menos, quizás más) pasaba los domingos en casa; creo que nunca me desperté antes del almuerzo. Por lo general hacían asado, yo subía a bailar y jugar con radio Panda sonando mientras mi papá se encargaba de la parrilla. Todos los domingos pensaba que iba a ser distinto a los anteriores e íbamos a pasar el día en familia descostillándonos de la risa sin embargo después de comer papá se iba a dormir, mamá pedía helado después de lavar los platos y también se iba a hacer la siesta, Estefanía estudiaba o dormía en bastantes ocasiones y yo me quedaba sola viendo “Daria” y saboreando el sambayón de “La Veneciana” alternándolo con el chocolate con almendras y el banana split. Si tenía suerte era la época en que Mtv daba maratones del dibujo animado entonces a las 18:00, justo cuando terminaban los capítulos, mi mamá se levantaba y tomábamos maté con galletitas de agua (a veces facturas) para terminar viendo en familia algún programa político o de interés que estuviera de moda en mi hogar para esa época. Nunca quería ir al colegio al día siguiente porque me parecía injusto tener que soportar toda esa mañana aburriéndome después de haber tenido un día tan deprimente. CASI siempre me dejaban faltar. Fui muy pocas veces al colegio primario un día Lunes, créanme.
Y mi nostalgia siguió abriéndose camino cuando me acordé lo infantil que era tan sólo hace 1 año. Tenía como anhelo fundamental llamar a Santiago del Moro y decirle un par de cosas subidas de tono (idioteces, créanme... pretendía que se exaltara con decirle que soñaba con acariciarlo en mi cama... WOW).
Para finalizar, mi desesperación culminó ayer después de que él se fuera a su casa dejándome tan vulnerable y ansiosa. Deseosa sería la palabra más correcta.
Estas cosas me pasan por ser pendeja.... si tuviera 19 años, mínimo, el final hubiera sido distinto y hoy postearía que después de tanto tiempo volví a ser placenteramente feliz en los brazos de un hombre fuerte. (Y tengo la sensación de que en unos meses ese comentario me va a parecer otra tremenda pendejada como querer calentar a Santi del Countdown :/)
Y como si esto fuera poco, ansío con locura estar enamorada y ya sé exactamente lo que necesito para que me hagan sentir esas cosquillitas... triste, no?
lunes, febrero 16, 2004
Recuerdos del ayer
La lluvia caía como una cortina traslúcida y chapoteaba contra el cemento húmedo de la acera provocando una melodía sumamente acogedora. Fue imposible no recordar esas mañanas de mi infancia en las que mi mamá dejaba que faltara a la escuela para acompañarla a hacer algún trámite. Al salir de la oficina correspondiente (generalmente en el centro de la ciudad) íbamos al cine, a almorzar o simplemente me contaba historias de su propia niñez a medida que pasábamos por los distintos lugares a los que solía concurrir. Contuve las lágrimas pero la nostalgia seguía ahí; siguió ahí durante toda la tarde hasta que finalmente llegué a casa, entré a su habitación y me acomodé a su lado en la cama. Me acurruque contra ella y me dormí profundamente oliendo su perfume a calidez. Su perfume a mamá.
Una y otra vez me hago las misma preguntas pero, en algún punto incierto, mis pensamientos se entremezclan y se redirigen a deseos indefinidos. Me duele el estómago constantemente, de pronto tengo ganas de llorar y al instante siguiente se me eriza la piel. No sé qué hacer y mientras más me pegunto y más respuestas encuentro menos me doy cuenta de cuál es mi necesidad real. Tengo una gran confusión de sentimientos y cosas, vivencias, experiencias, necesidades, ganas de brindar todo lo que puedo. Siento que falta algo, que hay algo que no esta bien que no es como siempre. Siento que nada está bien, que no existe la comodidad de antes. Siento que quiero distancia mientras estoy entre sus brazos, sintiendo su calor.
Una y otra vez me hago las misma preguntas pero, en algún punto incierto, mis pensamientos se entremezclan y se redirigen a deseos indefinidos. Me duele el estómago constantemente, de pronto tengo ganas de llorar y al instante siguiente se me eriza la piel. No sé qué hacer y mientras más me pegunto y más respuestas encuentro menos me doy cuenta de cuál es mi necesidad real. Tengo una gran confusión de sentimientos y cosas, vivencias, experiencias, necesidades, ganas de brindar todo lo que puedo. Siento que falta algo, que hay algo que no esta bien que no es como siempre. Siento que nada está bien, que no existe la comodidad de antes. Siento que quiero distancia mientras estoy entre sus brazos, sintiendo su calor.
domingo, febrero 15, 2004
En cuanto al diseño
Pienso cambiar este diseño precario por otro en cuanto tenga un poco más de tiempo, encima por alguna extraña razón este se ve mal a menos que tengas una linda y amplia resolución. Y sé que también la letra de la tabla de info se ve en negrita y poco clara.... ya veré si lo arreglo o simplemente espero a que se me de por volver a cambiar o algo...
Simplemente
Hoy cosas que me ponen de demasiado buen humor y a no las tengo muy presentes. Estaba toda de mal humor durmiendo en mi habitación muerta de calor cuando me despierta Estefanía con el telefono en la mano y me dice que era Pamela. No puede hacerme sentir tan bien con nada más hablarme aunque sean de cosas "poco importantes".
¿Cómo carajo hace?
Debería llamar a mi amiguita pero me da vergüenza por esa desaparición. La gente debería entender que puedo ser muy hermitaña cuando no me siento anímicamente bien.
¿Cómo carajo hace?
Debería llamar a mi amiguita pero me da vergüenza por esa desaparición. La gente debería entender que puedo ser muy hermitaña cuando no me siento anímicamente bien.
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